Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un lienzo en https://alexiauutt736946.vidublog.com/37361283/la-explicación-oficial-del-cabezazo-de-zidane